¿Qué quiere Dios de nosotros? ¿Dinero? ¿Obras? ¿Perfección?
En esta edición del blog, estoy reflexionando sobre una canción de Casting Crowns, “All You Ever Wanted”, “Todo lo que querías.” Haz clic AQUÍ para ver el video con subtítulos.
Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz.
En esta canción, el grupo canta sobre lo que Dios busca en nosotros. Como algunos pueden pensar, ¿está Él detrás de nuestras obras, nuestro dinero o nuestras buenas obras? Analicemos esto.
El grupo reflexiona sobre todas nuestras obras y cómo nos esforzamos tanto en cubrir nuestros pecados y errores haciendo el bien aunque para Dios nuestras obras no estén a la altura. La letra intenta decir que nos volvemos religiosos. Dios se complace cuando hacemos el bien, pero nuestros mejores esfuerzos son como trapos sucios para Él.
En el libro de Isaías, el capítulo 64, verso 6 leemos:
Todos somos como gente impura; todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia.
Todos nos marchitamos como hojas; nuestras iniquidades nos arrastran como el viento. Isaías 64:6
Note que Dios dijo TODOS nosotros, tú, yo y todos los nacidos de mujer excepto el Señor Jesús. Entonces, incluso si hacemos tanto bien, damos tanto y ayudamos tanto, todavía no llegamos a la altura que Dios espera. Entonces, ¿qué quiere Dios de nosotros? ¿Qué podemos darle? ¿Qué es tan precioso que envió a su Hijo a morir por nosotros? La letra de la canción continúa diciendo que todo lo que Dios siempre quiso fue nuestro corazón.
¡Sí, nuestros corazones! No sólo el órgano que bombea la sangre que sustenta la vida a través de nuestro cuerpo físico, sino el centro de nuestra voluntad y afecto. El centro de nuestros pensamientos, emociones, carácter, y motivaciones.
Alguna persona sabia dijo una vez que la reputación es lo que los demás ven de nosotros: nuestras acciones, diligencia, éxitos o fracasos.
Nuestra personajilidad privada, lo que somos en verdad, es lo que hacemos en privado cuando nadie nos ve, cuándo y dónde podemos ser nosotros mismos.
Un buen ejemplo es cuando la gente parece tan patriótica que se paran en público cuando suena el himno nacional. Los testigos dicen que esa persona es muy patriótica. Sin embargo, cuando suena el himno en su hogar, la misma persona se sienta cómodamente en su silla y no piensa en la canción ni en su significado ni se levanta para rendir homenaje.
¿Está nuestra personajilidad en sincronía con nuestra reputación?
¿Lo que hacemos en público coincide con lo que hacemos en privado?
Tomemos, por ejemplo, la palabra SINCERA. Esta palabra tiene su origen en el latín SAN CERE, que significa SIN CERA (que no tienen cera). Sus raíces se remontan a cuando la gente se ganaba la vida vendiendo vasijas de barro en las calles. Algunas macetas permanecieron demasiado tiempo al sol y empezaron a agrietarse y quedaron inservibles. Algún genio deshonesto decidió arreglarlos usando cera para tapar las grietas. Luego pintaron sobre la cera seca y pusieron las vasijas nuevamente a la venta. Los compradores pobres y desprevenidos descubrieron más tarde que las ollas comenzaban a gotear líquidos cuando la cera se derretía al exponerse al calor. Los vendedores honestos, sin tratar de engañar a la gente, escribieron una nota en las vasijas, SAN CERE, para que la gente supiera que las vasijas de ellos no tenían cera.
¿Somos SINCEROS cuando decimos que creemos en Dios?
¿Somos sinceros cuando decimos que Jesús es nuestro Señor y Salvador?
¿Somos sinceros en nuestras convicciones?
¿Lo que decimos y hacemos resistirá el calor cuando llegue la prueba? ¿O el calor hará que las grietas muestren y reflejen quiénes somos realmente?
Cuando llegue la prueba, ¿seguirán nuestros corazones a los corazones de aquellos con quienes nos relacionamos, para seguir la corriente, aunque nos aparte de Dios?
¿O seguirán nuestros corazones el corazón de Dios y poder resistir las tentaciones?
Hablemos del rey David del Antiguo Testamento. La Santa Biblia tiene mucho que decir sobre este rey. En Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, nuestro Señor Jesús dice esto a través de un mensajero a Juan, quien escribió el libro:
Yo, Jesús, he enviado a mi ángel para darles testimonio de estas cosas que conciernen a las iglesias. Yo soy la raíz y la descendencia de David, la brillante estrella de la mañana. Apocalipsis 22:16
¿Por qué el rey David era tan amado por Dios que nuestro Señor Jesús se nombra descendiente de el?
Por cierto, el nombre David significa “Amado”.
En el primer libro de Samuel, el capítulo 13, versículo 14, leemos lo que el Señor le dijo a Saúl, actual rey de Israel en aquel tiempo:
pero ahora te digo que tu reino no permanecerá. El Señor ya está buscando un hombre conforme a su corazón y lo ha designado gobernante de su pueblo, pues tú no has obedecido. 1 Samuel 13:14
¿Qué significa “conforme a su corazón”?
Quizás los afectos, actitudes, carácter, decisiones y pensamientos del rey David SIEMPRE estuvieron enfocados en lo que Dios quería, ordenaba y quería que David fuera.
En cuanto a sus afectos, ¿amaba el rey David alguna criatura de la creación de Dios más que a Dios?
¿Podemos examinarnos a nosotros mismos y decir igual, que amamos a Dios mas que a su creación?
En cuanto a su actitud, ¿creyó que Dios siempre es bueno y mantuvo sus pensamientos en Dios incluso cuando las cosas iban mal?
¿Y qué de su carácter y las decisiones que tomó?
Aparte de algunos errores, su carácter estaba alineado con Dios y sus decisiones las tomaba teniendo a Dios en mente.
Amigos míos, los animo a leer el libro de Salmos y aprender más sobre el rey David y sigue su ejemplo de alabar a Dios y confiar en El.
Pero, ¿por qué no cumplimos con este estándar de darle a Dios nuestro corazón, todo el corazón?
Porque queremos hacer nuestra voluntad y seguir nuestro propio camino, seguir nuestros placeres carnales. Queremos ser el rey de nuestras vidas. Queremos sentarnos en el trono que le pertenece a Dios.
No nos gustan las caminos duros, ni sudar. Nos gusta estar cómodos y buscar placer todo el tiempo.
En Mateo capítulo 7, verso 13, Jesús dijo que entremos por la puerta angosta:
Entren por la puerta estrecha. Porque es ancha la puerta y espacioso el camino que conduce a la destrucción, y muchos entran por ella. Mateo 7:13
Sí, muchos de nosotros seguimos el camino fácil; Nuestros corazones quedan cautivados por el sistema mundial y los placeres del mundo. Lo poco que queda de nuestro corazón lo llevamos a la iglesia los domingos. Algunos vienen sólo en Navidad y en la semana de Resurrección, como si le estuvieran haciendo un servicio o honor a Dios. Y nos preguntamos, ¿por qué Dios no contesta nuestras oraciones?
En el libro de Jeremías, el capítulo 17, versículo 9, leemos lo que Dios dice de nuestro corazón:
Nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio. ¿Quién puede comprenderlo? Jeremías 17:9
También leemos en Isaías el capítulo 53, verso 6:
Todos andábamos perdidos, como ovejas; cada uno seguía su propio camino… Isaías 53:6
Sí, queremos sentarnos en nuestro trono y ser el rey de nuestra vida, pero lo arruinamos todo. Arruinamos nuestras relaciones, cuerpos, carreras, posesiones y todo lo que intentamos hacer separados de Dios. Como cantó una vez un cantante famoso: “…y lo hice a mi manera…”
¿Qué podemos hacer para remediar nuestra situación?
¿Cómo podemos esforzarnos por estar en sintonía con la voluntad de Dios?
Probemos estos tres pasos.
Primero:
¡Busquemos conocer el corazón de Dios! Busquémoslo con TODO nuestro corazón. Bajémonos del trono que por derecho pertenece a Dios y dejemos que Él se haga cargo.
En Jeremías capítulo 29, versículo 11 a 13, uno de mis versículos favoritos en la Biblia, Dios le dice esto a Israel cuando fueron castigados, en cautiverio y sin esperanza:
Porque yo conozco los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. Entonces ustedes me invocarán, vendrán a suplicarme y yo los escucharé. Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón. Jeremías 29:11-13
Él quiere TODO de nuestros corazones todos los días, no sólo los domingos. Él nos creó para Él y quiere quitar la cera. Él quiere colocarnos sobre un fundamento firme donde no seamos sacudidos.
En el libro de Efesios, el capítulo 3, versículos 14-19 de la Biblia el apóstol Pablo escribió:
Por esta razón me arrodillo delante del Padre, de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra. Le pido que, por medio del Espíritu y con el poder que procede de sus gloriosas riquezas, los fortalezca a ustedes en lo íntimo de su ser, para que por fe Cristo habite en sus corazones. Y pido que, arraigados y cimentados en amor, puedan comprender, junto con todos los creyentes, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo. En fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de Dios. Efesios 3:14-19
Arraigado y cimentados, es decir, fundamentos tanto estructurales como biológicos. Él quiere establecernos sobre un fundamento sólido, Jesucristo, nuestro Señor y Salvador.
Segundo:
OREMOS siempre por la guía de Dios. Busquémoslo a través de la oración, hagamos nuestra petición y luego leamos la Biblia. Es sorprendente cuando encontramos la respuesta a nuestras preguntas en la Biblia.
Tercero:
CONFIÉMOS en el Espíritu Santo en nuestro caminar diario. Quiero decir esto: cuando digo confianza, me refiero a confianza total.
Leamos cómo el rey David comenzó el libro de los Salmos:
Dichoso es quien no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los burladores,sino que en la Ley del Señor se deleita y día y noche medita en ella. Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. Todo cuanto hace prospera. Salmos 1:1-3
¡Oremos!
Abba, Padre,
Sabemos que nuestros corazones se alejan fácilmente de ti. Nos amas con un amor que no podemos igualar. Oramos para que cambies nuestros corazones y que tu Espíritu Santo venga a vivir en nuestros corazones. Queremos que nuestros corazones latan en sincronía con el tuyo. Oramos para que pensemos en tu voluntad para nuestra vida cada hora del día. Ayúdanos, Padre, a hacer lo que Tú quieres que hagamos, para Tu Gloria. Ayúdanos a amarte más y a amar a los demás para que podamos alcanzar a los incrédulos y hacer discípulos para ti.
¡Que se haga Tu voluntad, siempre!
¡Oramos en el precioso nombre de Jesús!
¡Amén!
¡Para Dios sea la gloria!
Todo fue creado por medio de Él y para Él
“El Señor te bendiga y te guarde; el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti y te extienda su amor; Números 6:24-25
Escribo mis blogs mientras Dios me inspira. Considere este escrito como un estudio bíblico. Como los de Berea En Hechos 17:11, estudia las Escrituras para determinar si lo que escribo es así. Siempre consulte con los ministros de su iglesia sobre asuntos bíblicos. Tampoco soy un escritor profesional, por lo que es posible que persistan algunos errores gramaticales u ortográficos. Escribo lo más eficientemente posible.
Tu hermano, En-Cristo, Ricardo
Mi libro: Batallas: Dios, La Mente y Deciones
Escribí un libro electrónico sobre la Santa Biblia y las batallas que enfrentamos a diario.
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Si desea una copia gratuita, envíeme un correo electrónico. Escribí este libro para enseñar acerca de Dios y su plan, no para ganar dinero.